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La vida del siglo pasado plasmada en una joya arquitectónica
Un palacete construido en los años 20 en el centro de la ciudad de Antofagasta es lo que representa la Casa Giménez, la cual se emplaza precisamente en la esquina de las calles Manuel Antonio Matta y Baquedano.
El edificio representa el fuerte crecimiento que la ciudad vivía en ese tiempo, con la llegada de miles de personas que trabajaban en la industria salitrera. Bajo este contexto, Ismael Giménez y Giménez emigró de su tierra, al igual que muchos españoles en esa época y llegó a Antofagasta con la esperanza de un surgimiento económico personal y así lo hizo.
Tal como se relata en el libro “Episodios de la vida regional” de Juan Floreal Recabarren, Ismael desembarcó en el puerto de la ciudad de Taltal donde conoció a su futura esposa, María del Valle Hoyuelo y se fueron a trasladaron a Antofagasta a mediados de 1910.
Ya instalado y con ganas de que la fortuna empezara a crecer, se asoció con Enrique Longueira y formaron su primer negocio, un almacén de telas, “La Camelia”. La recepción de la comunidad fue inmediata y pudo de esa forma, agrandar el negocio y dar paso a la construcción de la Casa Giménez, tal cual se puede apreciar 90 años más tarde.
Construcción
La arquitectura del Palacio de la Casa Giménez, se basa en una mezcla de los estilos gótico y árabe. Está inspirada en una gran casona que se encuentra en la ciudad de infancia de Ismael, Sevilla, quien quiso instalar con mucho entusiasmo, el mejor recuerdo de sus tierras natales en el nuevo territorio latinoamericano que lo acogía de la mejor manera.
El diseño fue creado por el arquitecto español José Espiau y Muñoz, mientras que la construcción estuvo a manos de Jaime Pedreny Gassó, quien, edificó además las casas Abaroa y Camus, el actual edificio del Banco Estado y la Casa de la Cultura Andrés Sabella, todas ellas en la ciudad de Antofagasta.
Las obras comenzaron el 19 de mayo de 1923 y tuvo término en diciembre de 1924, con una inversión de un millón y medio de pesos. La estructura se presenta con 28 metros de alto, cinco plantas y con el único ascensor instalado en un edificio de esa época.
En cuanto a los materiales, la mayoría de ellos fueron comprados por el mismo Ismael en su último viaje a España, como los azulejos texturados sevillanos, el cemento sueco y vidrios europeos, agregando algunos otras materias primas locales, como maderas de calidad y fierros estructurales o de forja artística.
El edificio cada día se proyectaba más como el centro comercial de la ciudad, ya que era impensado en esos años instalar un inmueble de esa envergadura en una ciudad tal lejana a la capital de Chile.
La vida del Palacio
Para finales de 1924 el palacio estaba listo para ser presentado a la ciudad como “Almacenes Giménez”, siendo distribuido de la siguiente forma: en el primer piso ubicaron el almacén de tienda y la zapatería; el segundo piso se llenó de telas dando paso a la sección de confección de ropa; sastrería, juguetería y artículos de niños se instalaba en el tercer piso; y en el cuarto, se presentaban las ventas al por mayor.
Por su parte, el quinto nivel era la residencia familiar, el cual estaba engalanado con murales que reproducían grandes obras de pintores españoles como “La Giralda”, “La Catedral de Sevilla” y “El Parque María Luisa de Sevilla”. En tanto, en el comedor se presenta “La Aduana” y “La Torre de Oro”, obras del pintor iquiqueño Sixto Rojas.
Debido a un infortunio familiar, que lo hizo desanimar excesivamente, postergó la inauguración de la tienda. Tiempo más tarde, ya recuperado, pero no del todo, se aventuró a cortar la cinta de “Almacenes Giménez”, dándole paso a la comunidad para que conocieran todos sus productos de importación.
Los clientes quedaron fascinados y la población se sintió encantada por tal hermosa arquitectura que relucía el centro de Antofagasta. El Palacio de la Casa Giménez quedó por muchos años como una de las construcciones más características y famosas de la ciudad.
La crisis del salitre llegaba a su punto más álgido y toda la ciudad se paralizaba. Almacenes Giménez no fue la excepción e Ismael tuvo que buscar un trabajo donde le pagaban dos mil pesos al mes, según Recabarren. Afortunadamente, pudo volver a trabajar su centro comercial, pero en esta oportunidad en colaboración de su hijo.
“Tendrá que caerse toda la ciudad antes que se derrumbe mi casa”, rezaba don Ismael.
Actualidad
Después de que se cerrara definitivamente los “Almacenes Giménez”, la casa comenzó a arrendar sus dependencias a diversas empresas comerciales, pero solamente en su primer nivel. Hoy, se puede apreciar una farmacia de la cadena nacional Salcobrand.
El Palacio de la Casa Giménez representa una joya arquitectónica de los años 20, que forma parte de la cultura y el patrimonio que hace entrever que Antofagasta es una ciudad creada por los diversos inmigrantes que llegaron a probar suerte a esta zona del planeta Tierra.
El 17 de julio de 2002, el Consejo Regional de Antofagasta declaró la casa como patrimonio urbano, bajo la categoría de Inmueble de Conservación Histórica, según la Ley General de Urbanismo y Construcciones del Ministerio de Vivienda y Urbanismo.
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